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El Colectivo Desde el Pie nació en 2008 de la confluencia de un grupo de estudiantes, graduados, docentes e investigadores de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires con una visión crítica de la realidad y con la voluntad de intervenir política y colectivamente para modificarla.

Nuestro objetivo político es la construcción de un mundo libre, justo y solidario, un mundo de participación y organización, donde haya lugar para todos, donde lo único que no quepa sea la opresión. Desde nuestro lugar en este momento, la ciencia y la educación, queremos crear y participar de instancias de discusión y acción colectivas, construir una política que sea fruto de un proceso de diálogo abierto y democrático, de discusión, debate y acción, que sea un aporte al cambio que queremos lograr.

Creemos que se trata de un ideal imposible de lograr sin un cambio sustancial en todos los ámbitos, económico, político, social y cultural, que implique una nueva relación entre los seres humanos, con la naturaleza, sin dominación y sin destrucción. Esta voluntad de cambio puede sostenerse sin caer en el utopismo y hacerse real en el día a día, al ir construyendo esa alternativa, al crear y articular las diferentes propuestas y luchas políticas y sociales. Es un camino desconocido, lleno de desafíos individuales y colectivos, pero que sólo podremos conocer al caminarlo.

Vivimos en un mundo de inequidades, con una enorme desigualdad en la distribución del poder[1]. Rechazamos cualquier forma de poder que no sea la del poder popular, entendido como el poder del pueblo organizado para la toma de decisiones en todos sus ámbitos y el ejercicio pleno de su soberanía. La acumulación de poder popular permite, por un lado, que las organizaciones de base puedan crecer y llevar adelante sus luchas con mayor fuerza y eficacia; y, por otro, que se vaya generando un elevado grado de conciencia, estableciéndose nuevas formas de construcción y de relaciones humanas, tendientes a incrementar la solidaridad y la fraternidad. La revolución es justamente la transformación de nuestros vínculos, nuestras organizaciones y de nuestro modo de producir. Tenemos que ser conscientes de que si queremos una transformación radical, una revolución genuina, esta no debe ser solo la meta, sino también el camino.

Creemos que hay que transformar este contexto en el que las minorías deciden las cuestiones políticas en nombre del pueblo y (supuestamente) para el pueblo, pero sin él. Esta democracia en la que gobiernan quienes pugnan por el voto en una lucha competitiva electoral, lleva a la pérdida paulatina de un movimiento con un centro de debate y deliberación política. Hay que hallar el camino a otro tipo de democracia, una auténtica democracia de participación.

Desde nuestra especificidad como estudiantes y trabajadores surgidos de una facultad de ciencias, creemos que podemos aportar a la creación de poder popular, en tanto se logre la confluencia de la ciencia y la educación con el sector popular. De este modo se puede alcanzar la interacción entre saberes populares pragmáticos, cotidianos y ancestrales con prácticas concretas, mediante la generación conjunta de conocimientos y la resolución de problemáticas que afectan la realidad de la sociedad. Todos los actores sociales somos potenciales productores de conocimiento, con una misma potencia para crear. De ahí viene nuestra fuerza y nuestra capacidad  de impulsar un proceso de apropiación colectiva, de recuperación de aquello que un momento dado nos fue expropiado.

De esta manera, si bien somos un colectivo nacido en la universidad, no nos quedamos sólo ahí. Buscamos romper las barreras que existen entre el actual elitismo de la academia y el campo popular. Buscamos tender puentes desde nuestro lugar hacia todos aquellos con los que compartimos nuestros ideales. Hacemos trabajo de base en exactas, en el sistema científico, en los barrios, junto con organizaciones sociales, en los sindicatos, tratando de enriquecer nuestras prácticas y debates, de democratizarlos y pluralizarlos. En la facultad, nuestra bandera es la bandera de un movimiento participativo de estudiantes, graduados, docentes e investigadores. No nos hemos presentamos a elecciones porque creemos más importante, ponemos nuestras fuerzas en, hacer otro tipo de política.

No tenemos una receta rápida e infalible para alcanzar lo que queremos. Nuestra línea la templamos en la práctica y en el ejercicio incandescente del debate, nutriéndonos de experiencias del pasado, sin dogmatismo. Muchas veces cometemos errores y debemos reconocerlos, no tememos demostrar que también al hacer esto estamos aprendiendo. Como parte de un movimiento popular que busca el cambio, tenemos bien en claro que no podemos hablar de victorias absolutas en tanto estemos fragmentados. La única victoria que existe será la que nos pueda incluir a todos.

Estas propuestas por si solas no alcanzan para encaminarnos a lograr este cambio, las consideramos sólo un aporte más para un camino que creemos sólo puede andarse preguntando pero con lucha, organización, participación y solidaridad.

El Colectivo desde el Pie creció, caminó, actuó y se hizo presente en las discusiones políticas de la facultad. Ahora habla. Y cuando lo hace deja en claro que no solo lo hace porque le sobran motivos para protestar, sino para comunicarse con sus compañeros, con sus hermanos, con sus iguales. En nuestra acción y en nuestro verbo no encontrarán formulas mágicas ni respuestas, solo una propuesta. Es momento de hacer algo sustancialmente radical: unir nuestros nombres y nuestros rostros en un “nosotros”. Lo gritamos, lo discutimos, lo trabajamos, lo militamos, lo estamos escribiendo. Tenemos las cabezas, las manos y la memoria colmadas del germen concreto y resoluto de la acción. Estamos dispuestos a unirlas con las suyas en la hazaña de construir este camino.

Porque si un movimiento anticapitalista no aspira a transformar todo y no sólo las relaciones de propiedad y producción, entonces no vale la pena y no hará sino repetir injusticias ancestrales, pero ahora con una nueva coartada.

Si la transformación que pretendemos no incluye la transformación radical de las relaciones de género entre hombres y mujeres, las generacionales entre «maduros» y jóvenes, las de convivencia entre heterosexuales y cada-quien-su-modo, las culturales entre indígenas y no indígenas, las de vida entre seres humanos y naturaleza, entonces esa transformación no pasará de ser una caricatura más entre las que ya abundan en el libro de la historia.

Alguien ahí dijo que si no podemos bailar en esta revolución es que no es nuestra revolución. Habría que agregar que si en esta revolución no cambian las relaciones entre las diferencias que pueblan el ser humano entonces no es nuestra revolución y habrá que hacer otra, y otra, y otra más, hasta que el «Nadie» que somos brille con todos los colores que somos y en todas las formas que tenemos.”

-Subcomandante Insurgente Marcos

En 2015, después de mucha deliberación y diálogo, nos incorporamos a la Corriente de Organizaciones de Base – La Brecha, desde donde trabajamos con organizaciones diversas, cada una en otro lugar y con otra gente, para construir ese (o esos) mundos que queremos.


[1] Inequidades que están en todos los ámbitos: la toma de decisiones, la ciencia, la educación, el arte, la propiedad, la producción, por nombrar algunos.

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